viernes, 20 de febrero de 2015

Los HSBC Swiss leaks, la evasión fiscal y la cacería de brujas (...hecha por las propias brujas)


favorecidas por el secretismo y la criptopolítica financiera que en ese entonces reinaba en los cantones helvéticos.


Decimos que la información fue hackeada sólo para no decir robada, pues en realidad no fue muy asombroso el artificio tecnológico usado para este fin: Falciani era parte del equipo del HSBC encargado de reforzar la seguridad informática de la base de datos de los clientes, dicho de otro modo, le confiaron esa información. Se la dieron en sus manos y él, luchador por la justicia fiscal internacional (no lo crítico, pues es loable, si fue así realmente) entregó la data a las autoridades francesas. Esto último, según algunas versiones no confirmadas que circulan por la web, luego de ofrecer la data sin éxito a las autoridades Suizas y a algún otro comensal interesado, en adquirir a módico precio esta suculenta delicatessen (repito, no confirmado).


No cuestiono, sin lugar a dudas, el fin justo que haya perseguido Falciani, pero lo que hizo fue un delito, más allá de las cuestiones moralistas y axiológicas de las metas de su conducta. Sin embargo, algo debo agregar antes de cambiar el subject de este discurso que se vuelve ya muy novelero, huachafo y romanticón: No soy como Maquiavello, para quien el fin justificaba los medios; prefiero a Rawls, para quien el procedimiento legitima los resultados. En fin, como dije antes, no es la ética fiscal el tema que pienso tratar hoy, así dejémosle eso al gran Tipke, tal vez para una segunda parte de su famosa Moral Tributaria del Estado y los Contribuyentes (Besteuerungs Moral Und Steuermoral).

Pido disculpas si me alejé del punto, como casi siempre. Retomando el tema, la lista de clientes y sus cuentas fue procesada por "The International Consortium of Investigative Journalists" (ICIJ) y sus 185 periodistas de investigación asociados de más de 65 países, liderados por el diario francés Le Monde, revelando finalmente que 106 mil clientes presuntamente habrían no declarado sus impuestos en su país de origen.

El impacto de esa fuga de información, conocida como Swiss Leaks (sí, como los Wiki Leaks, qué originales ¿no?) ha generado un escándalo fiscal de grandísima envergadura. No es para poco, pues el HSBC permitía en muchas formas la evasión de impuestos de sus clientes (nobleza, presidentes, dictadores, políticos, deportistas, profesionales reconocidos, empresarios exitosos y hasta desconocidos) amparándose en el cifrado de sus identidades y en la amplia gama de vehículos que para dicho propósito ofrecen algunas jurisdicciones offshore. Así, lograron proteger de impuestos más de 100 mil millones de dólares, convirtiéndose en un auténtico tax shelter bank, si existe el término. 


No debe, sin embargo, satanizarse en forma generalizada a todos los sujetos en esta lista de clientes. No seamos obtusos, no es ningún delito usar una cuenta extranjera para depositar fondos o gestionar activos financieros, ni generar rentas por colocaciones de capitales o vehículos de inversión en aquellas. No es tampoco un delito confiar nuestros recursos a bancos en Suiza, Hong Kong, Panamá o BVI, ello en virtud de la libertad de movilidad del capital y la libertad de contratación. 

Da igual la jurisdicción fiscal escogida, pues no es ilegal ni debe ser moralmente reprochable querer salvaguardar nuestra identidad ni usar legislacioens que puedan permitir tal secretismo financiero, todo lo contrario, el secreto bancario es un derecho que debe respetarse y es una realidad jurídica que el grado de protección de este derecho depende de la legislación que cada país genere en virtud de su propia soberanía. No es tampoco inmoral ni ilegal situar nuestras inversiones y empresas en países o territorios con baja o nula carga tributaria, pues cada quien hace con su dinero lo que desea y, por la misma razón, cada jurisdicción decide su política tributaria y de atracción de capitales. No satanicemos pues, a las personas, empresas y familias que están en la famosa lista Falciani (puede revisarse el site del ICIJ.

¿Dónde está el problema entonces?. Identifico tres problemas principales:
  • Por un lado, el origen de los fondos, pues muchas veces el secretismo y bondades de las jurisdicciones low tax o blind bank, terminan por disfrazar complejas redes de lavado de dinero y blanqueo de capitales provenientes de actividades delictivas todas terribles, desde el mero robo hasta la trata de blancas, el narcotráfico o la venta de armas. 
  • Descartando el caso anterior, el segundo problema sería que el motivos real y económico detrás del uso de estas cuentas sea meramente fiscal, lo que implicaría ciertamente un acto evasivo o elusivo, dependiendo de la configuración de la estructura, pero que en cualquier caso siempre debe ser reprochado en tanto resulte ilegal en las legislaciones domésticas intervinientes. 
  • El tercer problema es institucional y está vinculado a la existencia de esta suerte de mercado de tax advantages que ofertan muchos de los llamados paraísos fiscales, en lo que se conoce como el harmful tax competition. Esta parte del panorama ha sido enfocado desde hace buen tiempo por las legislaciones domésticas a través de la celebración de acuerdos de intercambio de información fiscal (fuera o dentro del marco de la suscripción de algún tratado fiscal), la incorporación de mecanismos unilaterales para prevenir y combatir la elusión internacional, así como, recientemente, con el plan de acción contra el BEPS (Base Erotion and Profit Shifting) de la OECD, propugnado por el G20 en 2013. Lo irónico de este cuadro es que algunos de los países más usados para el agressive tax planning (que más que agresivo se ha vuelto hardcore, si no gore) son respetables jurisdicciones de regular y alta tributación, algunos miembros de la UE, la OECD y hasta del G20. Es usual, por ejemplo, utilizar holdings y otros vehículos situados en los Países Bajos (Holanda), Estados Unidos, Irlanda o Reino Unido (como comentaremos nuevamente más adelante).
Como vemos, no es realmente el HSBC y sus cuentas cifradas el problema detrás de este escándalo. Con esto no quiero decir que ellos hacían su trabajo y que son las víctimas de este asunto, de ninguna forma, ellos promovieron y ejecutaron la evasión expresa de impuestos, pero eliminando esa arista no se resuelve este cubo rubik. Tampoco son el problema los usuarios de estas cuentas bancarias pues, como seguramente no saldrá en la prensa, una vez que las autoridades fiscales de cada jurisdicción comiencen a levantar la información que seguramente obtendrán por los trámites diplomáticos que sus respectivas cancillerías harán con el gobierno francés, se darán cuenta que parte de los implicados sí declararon sus ingresos como rentas de fuente extranjera y que otros no estaban siquiera afectos a dichos impuestos (como el caso del jefe religioso armenio, Karekin II, quien siendo parte de esta lista es inmune fiscal en su país). También notarán que muchos no son, desde hace buen tiempo, residentes fiscales en sus países (más allá de las nacionalidades, salvo casos como el de EEUU) y que, gran sorpresa, en el caso de tributos que ciertamente no se hayan pagado a las arcas fiscales, la acción de la autoridad para cobrarlos ya habrían prescrito por efecto del transcurso de los años (en los países en que esta institución opera, como es el caso de Perú) .


Los tax planners no son tontos. Sí lo  son, pero no tanto, quiero decir. Las autoridades fiscales no encontrarán solamente cuentas que pertenezcan a celebridades, que es lo que los periódicos y medios digitales de noticias nos bombardean. Encontrarán cuentas de empresas en otros lugares, no en Suiza, algunas de ellas seguramente de propiedad de otras empresas en otros varios lugares y, así, sucesivamente. Habrán muchas jurisdicciones en el camino y no todas colaborarán. No todas habrán celbrado un IGA con EEUU por el FATCA, no todas serán países OECD y, desde luego, muchas de ellas simplemente no tendrán ni tratados ni acuerdos de colaboración fiscal que justifique la entrega de algún tipo de información. 

No seamos pues idealistas, el hecho que el nombre de Diego Forlán haya salido en primera plana no lo hace un delincuente fiscal. Y si lo es realmente, primero deberán probarlo en un proceso justo de acuerdo a los estándares legales y constitucionales de cada Estado. No se trata simplemente de apuntar y tirar la piedra. Otra historia serán los casos, que también los habrá muchos, en los que, además de existir indicios de no declarar o no pagar -o ambas- las rentas de fuente extranjera en el país de su residencia, se pueda probar tal situación en un juicio tributario. Es papel ya de las tax courts de cada jurisdicción velar por que ello sea así.

Existe, pues, un cierto sabor a cacería de brujas en todo esta parafernalia y, en algún modo, los cazadores resultan ser parte del problema. Son, en realidad, las verdaderas brujas de Salem. 

Pongamos algunos casos puntuales. Primero que todo, los Estados Unidos. El país del norte y su modelo federativo, permite que estados com Delaware, Wyoming o Nevada permitan que las sociedades limitadas (LLC) sean usadas como holding y aprovechar su régimen look trough (muy parecido a algunas sociedades LTC neozelandesas, otro país OECD) para no tributar dividendos del exterior, por ejemplo. Asimismo, Reino Unido e Irlanda, países estandartes del desarrollo económico europeo mantienen una legislación que diferencia domicilio de residencia, de forma que si eres residente fiscal en UK pero tienes tu domicilio en el exterior, no tributas por las rentas de fuente extranjera que no sean remitidas a UK, siendo para efectos práticos un tax haven personalizado.

La propia Francia, que empezó con la persecución fiscal y lanzó a la fama mundial a Falciani, podría calificar en esta definición en cuanto a empresas tecnológicas se refiere (osea, una franquicia fiscal al I+D, super taylor made, como Canadá o Suiza). En efecto, tal como anota el portal ""El Economista": 
"Empresas como la china Huawei o la estadounidense Microsoft están aprovechando las deducciones fiscales francesas para Investigación y Desarrollo (I+D) para impulsar laboratorios y centros de investigación en el país. Estas deducciones fiscales permiten a las compañías reducir el pago de impuesto de Sociedades. Las ayudas fiscales de este tipo ascendieron el año pasado a 5.600 millones de euros y se combinan con una comunidad científica de primer nivel para hacer de Francia un polo de atracción para las multinacionales tecnológicas. Y seguirá siendo así, ya que el presidente François Hollande ha prometido que no va a tocar estas ventajas fiscales para reducir el déficit del país". Ver el site de elconomista.es.
Así, las ventajas fiscales en Francia están haciendo de ella gran centro tecnológico de Europa, del mismo modo que se considera a Reino Unido el centro financiero o a Alemania como el centro industrial. Pero nadie sataniza a Francia por sus medidas fiscales en pro del desarrollo e innovación teconológica, aún cuando las empresas se ahorren millones invirtiendo en dicho país. Nadie dice nada, no porque exista un fin parafiscal de por medio (el incentivo al I+D y a la innovación), sino porque a nadie le gusta pagar más impuestos. Eso es natural por un principio de conservación financiera y porque el hombre es un ser económico que siempre busca maximizar sus beneficios.
  

En fin, esperemos que esta cacería de brujas se convierta en un ordenado proceso de auditorías fiscales con el respeto al derecho de defensa y sin la mediatización de la prensa amarillista. El Perú no es ajeno a esta realidad, pues de la lista Falciani más de 141 millones de dólares se vinculan al Perú. De hecho, aunque Perú sea el país número 93 en la lista de 203 países en cuanto a la cuantía de los fondos usados en cuentas del HSBC en Ginebra, la SUNAT ya ha anunciado que solicitará por los canales diplomáticos la lista de peruanos involucardos y los investigará mediante fiscalizaciones (ver nota periodística).


Si determinan rentas no declaradas en el exterior que debían tributar en Perú, en buena hora. Si existen incrementos patrimoniales injustificados que deban ser gravados, grávenlos. Si encuentran indicios de lavado de activos, que se hagan las acciones penales respectivas. Pero claro, bajo el estricto respeto de los derechos procesales y dejando claro que no es un delito el mero acto de tener los fondos en bancos offshore o de planificar fiscalmente. Lo que es ilegal es hacerlo defraudando al fisco, para lo cual deben descubrirse la violación probada de normas legales vigentes a los periodos en que se considere no cumplida la obligación tributaria, el encubrimiento de delitos o la pura evasión de impuestos que debían declararse en el país. 

Si legalmente no corresponde el pago del impuesto, por muy peruano que sea el titular de la cuenta y muy feo que se vea bajo los cánones moralistas o nacionalistas, no se debe pagar y punto. El ahorro fiscal es un derecho consustancial al de propiedad,  a la libertad de configuracion empresarial y a la libertad contractual. Lo demás, es pura cucufatería.

Tax regards! 
Cuando se habla de paraísos fiscales en Europa, vienen a la mente países como Holanda, Irlanda o Luxemburgo. Sin embargo, hay otro país que también podría encajar en esa definición, al menos para las empresas tecnológicas. Y es quizá uno de los últimos en los que se pensaría: Francia.
Empresas como la china Huawei o la estadounidense Microsoft están aprovechando las deducciones fiscales francesas para Investigación y Desarrollo (I+D) para impulsar laboratorios y centros de investigación en el país. Estas deducciones fiscales permiten a las compañías reducir el pago de impuesto de Sociedades.
Las ayudas fiscales de este tipo ascendieron el año pasado a 5.600 millones de euros y se combinan con una comunidad científica de primer nivel para hacer de Francia un polo de atracción para las multinacionales tecnológicas. Y seguirá siendo así, ya que el presidente François Hollande ha prometido que no va a tocar estas ventajas fiscales para reducir el déficit del país.
"Las deducciones fiscales para la investigación son decisivas, hacen que Francia sea económicamente más atractiva", explica Olivier Piou, de Gemalto, empresa holandesa dedicada a la seguridad en productos como tarjetas bancarias, teléfonos móviles o pasaportes. Gemalto, por ejemplo, ha situado al 30% de sus 2.000 investigadores en Francia para aprovechar estas ventajas fiscales.
Así, Francia se está convirtiendo en el gran centro tecnológico de Europa, del mismo modo que Reino Unido es el centro financiero o Alemania es el centro industrial.

Medidas que vienen de largo

El interés de Francia en fomentar el I+D no es nuevo. Las exencioens fiscales se introdujeron en los años 80, y posteriormente Nicolas Sarkozy las amplió. De hecho, es una de las pocas medidas de su antecesor que Hollande no ha revertido.
A día de hoy, más de 17.000 empresas, desde la biotecnología a los videojuegos, se están aprovechando de las ventajas fiscales de Francia, con una deducción media de 323.500 euros por compañía. La medida, que inicialmente buscaba que las mentes más brillantes de Francia se quedaran en el país y crearan empleos de alto nivel, también ha servido para atraer a numerosas empresas extranjeras que han abierto laboratorios allí.
Huawei, por ejemplo, reconoce que "el contexto fiscal no es nuestra primera motivación, pero por supuesto que es una ventaja que tiene Francia sobre otros países". La china además, también valora el nivel educativo del país, ya que Francia lidera la Unión Europea en graduados en ciencias, matemáticas e informática.
Pero Francia también busca atraer a empresas tecnológicas de otras maneras: ofrece otras ventajas fiscales a través de instituciones públicas e incluso invierte directamente dinero público en empresas del sector.


Leer más:  ¿Francia, paraíso fiscal? Va camino de ser la 'Alemania de la tecnología' gracias a los incentivos al I+D - elEconomista.es  http://www.eleconomista.es/telecomunicaciones-tecnologia/noticias/6249670/11/14/Francia-un-paraiso-fiscal-Las-deducciones-por-ID-la-convierten-en-la-Alemania-de-la-tecnologia.html#Kku8dwCp1tLVQNRX

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